Al llegar el momento en que El Señor ya ha decidido algo, nos motiva a que oremos por eso. Todo lo hace con nosotros. Cuando vamos a orar por otras almas es el Señor quien nos mueve a ello, no nos creamos que somos nosotros. Sin El no hacemos nada bueno.
Lo bueno siempre viene de El, lo malo viene por ausencia de su Presencia. Cuando hay Luz verdadera (EL), todo lo cercano que no está en esa frecuencia, no puede operar.
Y siendo Él Bueno, su propia creación lo despreció y prefirió a Barrabás, al malo.
Esa Luz verdadera es atraida cuando nos ponemos en su Presencia. Cuanto más en su Presencia, más Luz.
Bendiciones
No hay comentarios:
Publicar un comentario