Los físicos cuánticos han encontrado repetidas veces que ciertas clases de sentimientos afectan a sus propios experimentos. Es conocido y aceptado, como un hecho demostrado, por todos los físicos cuánticos que el observador del experimento afecta al propio experimento. Esta es una ley básica de la Mecánica Cuántica. Cuánto afecta al experimento es la clave sobre la que estamos debatiendo aquí.
Los investigadores en microbiología han encontrado, por ejemplo, que los sentimientos humanos comprimen o expanden las cadenas de ADN colocado sobre una placa de microscopio fuera del cuerpo. En otras palabras, los investigadores, cuando miran a través de un microscopio el ADN, encuentran que el tipo de sentimientos existentes en la habitación, 'los sentimientos del observador', llevan a que el ADN pase a un estado comprimido o expandido, dependiendo del tipo de sentimientos existentes alrededor. [5]
La ciencia cuántica está comenzando a corroborar, a través del estudio y la experimentación, esta relación que existente entre las emociones y sentimientos humanos y el mundo exterior. Por ejemplo, investigaciones recientes nos dicen que la naturaleza magnética de la emoción humana está directamente conectada a los patrones del tiempo atmosférico y la presión barométrica. [6]. Yo sé que esas afirmaciones son extravagantes, porque no existe nada en mi formación académica que me prepare para aceptar este tipo de relaciones. Por otro lado, son cosas que se están demostrando actualmente y que están siendo registradas en nuestro mundo actual. Ejemplos de esto son los estudios llevados a cabo por Roger D. Nelson en la Universidad de Princeton, que aparece en su artículo titulado, 'El Gusto por el Buen Tiempo: Un Experimento Natural sobre la Conciencia de Grupo', y también el trabajo de Lauri J. Robinson en el Franklin Pierce College, demostrando que la interacción de los sentimientos humanos con la formación/disipación de las nubes, indicaría resultados que serían 'significativamente mayores' que los que se podrían producir por la simple casualidad.
Gregg Braden.
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