Un regalo: para leer este verano.

Cuando algo no funciona utilizamos un buzón de
sugerencias. Para aplicarnos en esta «empresa» podemos hacer
lo mismo preguntando directamente al Ser interior «¿Cómo
estás aquí, te trato bien?», y luego escuchar.
Hubo otro tipo de enseñanzas otros días en lo que respecta
a la figura enigmática del Cristo.
Jesús le puso carne al Espíritu de Verdad. Este Cristo sin
ninguna tecnología aún no ha sido sofocado por esta
civilización tan rápida, productiva y eficaz, como bien decía el
padre Larrañaga. No se le pudo matar porque es Vida, está
repleto de Salud y esa abundancia nos la quiere compartir. De
hecho ÉL siempre llama. Siempre nos envía un recuerdo
suyo... nos envía a alguien que de pronto dice una palabra que
nos recuerda algo... pero pasamos de eso y seguimos «nuestra»
vida... ÉL se muestra para ver si, al final, nos le acercamos de
alguna forma. Pero, cuidado: no siempre será así.
Dios escucha a los que le escuchan. A los demás los oye.
Solo aquellos que le agradan son escuchados y sus oraciones
atendidas. Para eso hay que saber escuchar lo que agrada a
Dios. Esto se consigue reuniéndote con ÉL y escuchándole,
donde habla ÉL, para obedecerle.
Si obedeciésemos a Dios viviríamos eternamente incluso
en cuerpo físico, como Babaji y tantos otros que lo hacen en
comunidades retiradas. De esto hablan las Sagradas Escrituras:
así lo estableció Jesús si lo crees, permitiéndonos acceder de
nuevo al patrón original que fuimos, al ser creado a semejanza
de Dios en la era pre-adánica. Si morimos es porque fallamos y
porque no le creemos, como Marta, la hermana de Lázaro, que
ponía «peros», a diferencia de su hermana María, que sabía
que ÉL es La Vida… y punto.
La Física Cuántica acabará demostrándolo, aunque
probablemente lo explicará obviando la Inteligencia Creadora
de Papucho.
Cuando menos, deberíamos empezar a bendecir todo lo
que hacemos, comemos y donde vamos, para que se
magneticen todos los átomos que nos rodean.


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Dice Prabhupada que al comer de los restos de la comida
de un tuberculoso me llenaré de tuberculosis y si como de
alimento bendecido entonces me llenaré de Conciencia
Crística. ¿Cuánto tiempo dedicamos a nuestro alimento físico?
Si nos alimentamos cada día estaremos fuertes y sanos.
Dedicamos horas para llenar un carro de comida en el
supermercado. Ahora, ¿cuánto tiempo dedicamos para
alimentarnos espiritualmente? Cuando uno come alimento, se
nutre, y lo que toma queda asimilado, haciéndose uno conmigo
dentro de mí. Jesús dijo: «No solo de pan vive el hombre sino
de toda Palabra que sale de la boca de Dios». Si uno asimila o
come enseñanza espiritual, acaba siendo eso que ha comido. El
dicho «Eres lo que comes» también es aplicable a nuestra
dimensión espiritual.
La Bondad actúa para el beneficio de la mayoría, no como
pensamos en este mundo que debe ser la bondad. Implica
pensar en el otro, no en mí, en el yo. Por eso se sacrifica una y
otra vez el Cristo encarnando. Incluso se sacrifica a varios por
la mejora del grupo en global, cosa que en nuestra hipocresía
diríamos que es una barbaridad.
Todo Dios preocupándose por nosotros. Y nosotros ni
siquiera le dedicamos un tiempo cada día. Es que nuestro
tiempo es oro, claro, lo que más valoramos.
¿Cuál es tu Tesoro?
Depende de nuestra actitud. Dejémosle entrar, imagínate
unas puertas en tu corazón y ábreselas. Más adelante querrás
volar esas puertas con dinamita. Practiquemos a solas con ÉL.
—Si encuentro tu mente pensando en otra cosa que no
Soy Yo no puedo entrar y hablarte —dirá Dios.
—Necesito la mente de Cristo —nos recordaba
Atmadeva—, y más bien al mismo Cristo, quien daba la clase a
través de él.
Voy a llevar, atento, mis pensamientos cautivos —sin
implicarme en ellos— a la obediencia de Cristo. Será la batalla
de la mente. Pero es que Dios busca Santidad.
El contenido de este capítulo se vería colmado si añadiese
 

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la enseñanza denominada Afilando el Hacha, recibida a lo
largo de varios días para fortalecer la fe, traer sabiduría y
adquirir discernimiento. Importante compendio el que hizo
para quien siga el camino de la misericordia y el servicio
humilde a Dios.
Observo que, cuando uno abunda en los misterios de la
vida, al pasar por un tramo concreto y en un determinado
contexto, a veces llega alguien que nos explica la
reencarnación. Muchas doctrinas argumentan la creencia de
que hemos vivido existencia tras existencia… sufriendo y
evolucionando hasta llegar a la actual. Esta teoría a la cual yo
también estaba abonado, no deja de ser una excusa para seguir
justificándonos como entidad individual. ¿Quién reencarna?
¿Yo? ¿Quién dijo ese Yo? Tu identificación.
El pasado tampoco existe, todo está Aquí y Ahora, pues el
tiempo no es lineal tal y como lo razonamos. A más velocidad
más se curva. ¿Y la rueda de la vida? Un galimatías para lo
racional… ciento ocho limitadas posibilidades… ¿Para
encontrar la salida? ¿Salir de dónde? ¿Hacia dónde? ¿Qué hay
ahí afuera que no haya aquí adentro? ¡Cuidado! Porque, si no
lo logramos, ciao. ¿Involucionamos? ¿Hemos sido minerales y
vegetales. ¿Si no existe el pasado, entonces cómo puedo haber
sido algo? Es ese tiempo el que no existe. Lo que sucedió sí
sucedió, pero está aquí. ¿En qué quedamos? ¿Está y no existe?
Y la New Age llenándose la boca de «YO SOY» y
decretos. Si quieres Luz cuídate de la oscura trampa. No se
trata de convencer a nadie, cada cual tiene su propio camino y
ninguno es mejor que otro porque no son comparables: ¿qué es
mejor, un bolígrafo o un lápiz? Cada utensilio tiene su utilidad.
¿Cuál es mejor? En un caso es más útil uno y en otros casos el
otro, pero no mejor, pues ambos son buenos en sus aspectos
para lo que han sido creados. Incluso la goma de borrar no es
mala aunque nos parezca que destruya lo que ha hecho el lápiz.
Simplemente cumple su cometido sirviendo a la voluntad del
que la utiliza para dibujar o cambiar lo dibujado. En esta                                                                

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realidad lo que ocurre es que el lápiz se cree más santo que la
goma de borrar y el bolígrafo necesita que se le valore más.
Camino en Última Verdad solo hay uno. Y unos están en
un punto y otros en otro. Siendo Cristo el principio y el final
del mismo.
Atmadeva reveló la técnica que
más fuerte había experimentado y
tenía que ver con el Espíritu de
Dios.
—El mayor milagro es que
Cristo viva en el hombre —me dijo
en una ocasión desde el asiento del
copiloto.
—Pero yo les puedo llevar más
allá. La mayoría se han quedado en
devas… como una gran cantidad de
Maestros —dijo otro día.
Nos hablaba de cosas que
serían estrepitosas para algún oído...
y otras referidas a cómo viajaba por
Padre Pío (1918), solo
mostró sus estigmas por
obligación.
agujeros de gusano y realidades que otras películas reflejan
como ficción en sus argumentos como El Efecto Mariposa, El
día de la marmota, El Único, o la excelsa Origen.
Cuando uno se convierte en Reino de Dios, gracias a
Cristo puede dejar de cubrir sus necesidades mundanas, debido
a que no tiene por qué necesitar lo que al cuerpo le parece
necesario o inevitable: comer, dormir, respirar o morir. Estos
también son programas mentales. Al hacer la Gran Obra en la
Tierra, todo eso le puede sobrar al cuerpo. Así es como vemos
hoy día casos de personas que viven sin comer, previa técnica
de adaptación, entre ellos el famoso hindú Prahlad Jani, quien
en el año 2003 fue sometido a pruebas científicas durante diez
días para comprobar el deterioro de su cuerpo en el Hospital
Sterling, en Ahmadabad, la India, porque lleva más de sesenta
años sin comer.
Se quedaron pasmados, pues le daban cien mililitros de

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agua al día solo para enjuagarse la boca y luego la recogían
midiéndola para asegurarse de que no bebía ni una gota.
Comprobaron que en su vejiga se formaba orina, pero la
sorpresa era mayúscula cuando veían que luego desaparecía
reabsorbiéndose en su cuerpo. Esto es real y está demostrado
científicamente.
También hay otros muchos testimonios de otros tantos
místicos que vivían comiendo solamente de la Eucaristía.
Otra cosa es que un Ser con Cuerpo Arco iris desee venir
a experimentar con los sentidos y no desee recortar sus
experiencias en esta realidad. Cada uno según su propósito.
Decía Atmadeva que volvería de nuevo para experimentar con
los sentidos. Capaz sería, si pudiese, de llevarse ciertas bebidas
refrescantes al otro lado.
Hubo testigos el día que Atmadeva mostró —con una
bolsa en la cabeza— cómo un Yogui puede respirar por otro
lado, cosa que no recomiendo en absoluto a nadie, porque es
algo sobrenatural. De hecho, nuestro Yogui era capaz de
mantenerse incluso en paro cerebral a voluntad durante varios
minutos, poniendo en cuestión dogmas que quebraban a
orgullosos doctores.
—Cuántas veces nos ponemos a orar y nos sentimos
pletóricos, en un día formidable, todo exquisito, estamos
radiantes, todo va bien, el trabajo, la familia, la meditación
perfecta fluyendo con el Espíritu… y no pasa nada. Entonces
me digo: voy a hacer lo mismo que aquel día que sentía, a la
misma hora, y repito todos los pasos que hice aquel día,
leyendo lo mismo, la música, la actitud… pero sigo sin sentir
nada. ¿Qué ocurre? Clamamos... y no pasa nada ¿A cuántos de
ustedes les ha ocurrido? —preguntó Atmadeva.
—¡Pero levanten la mano! ¿Qué les pasa? Dense cuenta
de que, si comparten conmigo, están compartiendo la misma
Bendición que yo —dijo alentándonos—. No es cuestión de
actitud, es cuestión de La Presencia —añadió.
Todas las escrituras sagradas hablan de la Presencia. Con
su Presencia todo sale bien. Tenemos que estar en la Presencia

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y a ustedes ya se les ha dicho cómo estar y mantenerse en ella
y siempre con conducta recta.
—¿Quieren ensanchar más? —dijo deseando compartir.
—¡Síííí! —gritaba mi corazón cada vez que lo
preguntaba.
—Tengo que creerlo; que ÉL está conmigo. No se trata de
visualizarlo, ni de sentirlo. Si siento, vale, pero si no lo siento
no pasa nada; mejor aún, así me muevo con fe. Sin duda, Dios
está conmigo y no hay ninguna preocupación —dijo
extendiéndose en esta enseñanza...
Nosotros mismos permitíamos recibir y fluir. Al ser todos
receptivos y estar enfocados en el mensaje, este se puede
expresar con mayor facilidad, tal y como citó el sufí Kabir E.
Helminski cuando hablaba de La Verdad, en su libro Presencia
Viva, El Camino Sufí, donde se expresaban partes coincidentes
con lo que nuestro Yogui explayaba aquella noche. Los sufíes
también se refieren constantemente a La Presencia y hablan de
un enamoramiento con Dios.
El engreimiento y la codicia nos sacan de la Presencia.
Cuando pensamos más en uno mismo que en los demás,
estamos en la actitud de recibir; siendo lo contrario un estado
más elevado que nos acerca a Dios.
Los Dones llegan cuando mueres. Y los frutos después.
«Nos encontramos cara a cara con el Amor, a medida que
nos reunimos en su Nombre», dice la escuela sufí. Y estas
palabras exactas también las encontramos en el Testamento del
Señor. Atmadeva nos relacionaba las enseñanzas —alguna
hasta ahora oculta— que se impartían de boca a oído a lo largo
del mundo, mostrando que la Verdadera Enseñanza traída
desde los linajes ancestrales es genuinamente la misma en
todos lados. Y sobre toda cosa Dios, que siempre ha estado
ahí.
«De todas las actividades humanas que conozco, la
adoración, siempre que sea con Presencia, es la ruta más
directa hacia el contacto con el Infinito». De nuevo en otros
cauces encontramos idéntica agua; y el Yoga devocional

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considerado como el más fácil y directo de los cuatro senderos
de liberación. Estos textos sacados del sufismo bien podían ser
cristianos. Las más prestigiosas escuelas para la Realización
hablan de lo mismo. Curiosa coincidencia.
Dejó claro apoyándose en la Biblia que el Karma del que
tanto se habla sin tino nada tiene que ver con Dios, porque
Dios no da enfermedad. Dios da salud. Dios está por encima
del Karma porque es un Dios de bendición. Y así iba
desmontando astucias que las tinieblas han esparcido.
Hace tiempo saqué una conclusión: que no hay más que
una bendición y todo lo demás deriva de esta: Su Amor, el cual
no es de este mundo, incondicional, eterno e infinito, ¡NUNCA
DEJA DE AMAR! Te podrá dejar de escuchar porque te
rebozas en las pocilgas y estas le apestan, pero sigue
amando… y vuelve corriendo en cuanto se le habla de corazón,
porque es pura inocencia. ¡Escucha, que te está llamando!
Por otra parte, y a diferencia de lo que se predica en otros
orbes, no hay enseñanza esotérica de Dios. La enseñanza del
Espíritu es más bien exotérica, para todo el que la quiera de
verdad, para todos los públicos. No hay escuela propia sino
hacer la voluntad de Dios. Cumplir el propósito que tiene con
cada uno.
¿Pero cómo oirán otros, si nadie les habla?
¿Qué tesoro podrán tomar, si no saben cuál es?
¿Qué voy a compartir, si no soy enviado a ello?
No se puede ir sin estar lleno; pero, si no vas, no recibes.
Es la pescadilla que se muerde la cola y ahí tienes que tomar tu
decisión. Muchos se quedan esperando. Piensan que la muy
mencionada Ascensión va a llegar como un ascensor y les va a
subir automáticamente por la Gracia de Dios. ¡Nada de eso!
Para recibir primero hay que dar. ¿Pero dar el qué, si nada es
mío? Pues todo. Mi Ser entregado con fe; e incluyo lo que no
es de Dios… mis miserias, para que las transmute.
Esta entrega es el quid del capítulo siguiente.


284.

CAPÍTULO FINAL
EL SALTO AL VACÍO
«Si no hay pasos… no hay Camino.»
Atmadeva
***
Fue Miguel de Unamuno quien dejó escrito que ni la
ancianidad ni el pasado de un hombre deberían impedir el recomenzar
a Ser lo que es.
Acercándonos a los textos sagrados, encontramos al
mismo Espíritu enseñándonos que es ÉL quien hace La Gran
Obra en nosotros. Y, aún más, no hay ningún «Súper-yo» que
haga nada. El único Hacedor de toda cosa no está identificado.
Es impersonal.
Si Dios no hace la casa, en vano es el trabajo de los
constructores.
Más aún, tenemos parte; a Dios rogando y con el mazo
dando, como dice El Rema de Prem Purusha Yoga:
«Reza consciente de que todo te viene de DIOS,
y trabaja como si todo dependiese de ti,
pero que tu trabajo se convierta en oración,
y que tu oración te cueste trabajo.»
Cuando clamamos al Espíritu Hacedor, anonadándonos
para así reafirmar que se haga su Voluntad, podemos llegar a
ser usados como «turco» (de ahí el término «usado como
cabeza de turco»). Dicho término indica a una persona que está
siendo utilizada por los Devas o Maestros para llevar a cabo un
propósito divino. Pero no es suficiente pedir esto, ya que,
además, hay algo complementario que debemos tener en
cuenta: no se mantiene el Espíritu por un simple Bautismo. Se


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Muestra obtenida de uno de los dos capítulos más llenos de esencia (el resto son más vivencias) del libro "EXPERIENCIAS CON UN YOGUI".