En este video, se menciona que el Katejón es Benedicto XVI
Pero realmente, el verdadero Katejón es Cristo Presente en la partición del pan entre los cristianos, la Eucaristía.
Presente entre su Iglesia, de quien el Inicuo es Adversario, de todo lo que tenga presencia de Jesucristo, y al no poder hacerle nada, se irá a hacer la guerra contra toda la cristiandad, hermanos de un mismo Padre por la sangre de Cristo, los que somos descendencia de María, los que se esfuerzan en guardar los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo. (Apocalipsis 12:17).
A Benedicto XVI se le traicionó y se le impidió la sede, por tanto sede impedida según el derecho canónico y las revelaciones de María.
Benedicto tenía que ser quitado para poder "transformar" la Eucaristía y así quitar la Presencia de Jesucristo en las misas, verdadero obstáculo para que se manifieste el Inicuo.
El Anticristo, quien se manifestará más adelante, no es Satanás mismo, sinó como un hijo suyo (Satanás quiere ser como Dios), este sí vendrá físicamente a la tierra después del milenio a su última confrontación, pero antes tendremos los Sellos, las Trompetas y las Copas de la Ira de Dios.
2 Tesalonicenses 2:7-: “Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; solo que hay quien al presente lo detiene (el Katejón), hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo”
En la versión griega de ambos versículos el término “katejon” se utiliza dos veces en modos distintos en Tesalonicenses:
to katejon, en el versículo 6,
o katejon en el versículo 7.
En ambos casos se usa el participio presente, con pronombre neutro en el primer caso y con pronombre personal en el segundo, lo cual indica que el Katejon sera una cosa y una persona al mismo tiempo, ambos impiden que el malo se manifieste en el mundo.
Así que tenemos que hay «algo y alguien» que retiene la manifestación del que se opone a Dios. Ríos de tinta han corrido sobre quién o que será. Para algunos autores el Katejon sería la autoridad de la Iglesia. La autoridad de la Iglesia afirmada por el Sucesor de Pedro Apóstol. Cuando la autoridad de la Iglesia ha sido fuerte sobre los hombres y estos la han seguido, obedecido y estimado, el hombre de iniquidad no ha sido escuchado y ha estado sometido a la oscuridad. En la medida que la autoridad de la Iglesia ha sido erosionada el “hombre de iniquidad” ha comenzado a manifestarse
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