Prometer, con esas palabras, que "JAMÁS RENUNCIARÍA A ÉL" refiriéndose a Jesús, lo podemos decir todos, pero de ahí a saber que eso es verdad aún cuando te están torturando... son palabras mayores.
En estos días una monja daba este testimonio en Madrid, concretamente en la iglesia de la Almudena, y es que el año pasado, en 2021 la liberaron los islamistas que la tenían secuestrada en MALI desde hacía 5 años.
"Cuando ellos [los secuestradores] acababan de orar, venían y me intentaban convertir al islam. Yo oía los gritos de otras personas que también estaban secuestradas cómo yo y que también las torturaban. Jesús lo era todo para mí, jamás renunciaría a Él."
Herman@s, San Policarpo murió martir agradeciendo.
San Esteban vió la gloria de Dios con los cielos abiertos por la Gracia del Señor cuando lo estaban matando apedreado.
Qué decir de los 3 jóvenes en el horno de Nabucodonosor, que Dios impedía que fuesen quemados.
O de Daniel en el foso con los leones hambrientos, a quien el Señor impidió que lo devorasen.
San Lorenzo asado vivo en una parrilla, ¿Cómo se puede aguantar este horror? pues en medio del asunot dice la layenda que comentó jocos en latín: " Asado está, parece, gíralo y cómelo"
Santiago, el líder de la iglesia en Jerusalén, fue arrojado de una altura de más de 30 metros: dicen unos que desde el pináculo sureste del templo; otros dicen que fué desde la misma roca, a dónde Satanás transportó a Jesús para tentarlo a enorgullecerse de su poder. Eso sucedió cuando rehusó negar su fe en Cristo. Después de lanzarlo al vacío, sus enemigos descubrieron que había sobrevivido y fueron a golpearlo con un garrote hasta matarlo.
En el primer capítulo de los “Milagros [virtudes en latín] del apostol Juan”, escrito que forma parte de los Hechos Apócrifos escritos por un tal Abdías en el siglo VI que recoge bastantes testimonios acontecidos por los apóstoles, se describe lo que hubo de soportar el apóstol Juan, supuestamente en Éfeso, asunto contrastado por el también testimonio de su discípulo Prócoro escrito en la sección latina de los Hechos de Juan: cuando el procónsul quiso obligarle a que renegara de Cristo y cesara de predicar, Juan repitió la respuesta que dio Pedro al Sumo Sacerdote en similares circunstancias “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hch 5,29). El procónsul consideró tal actitud como un acto de rebeldía contra el emperador y para castigar al atrevido ordenó que fuera arrojado en una caldera de aceite hirviente. De ella salió Juan “como un fuerte atleta ungido, no quemado”. El procónsul, estupefacto ante tal prodigio, quiso dejarlo libre, pero no lo hizo por temor a contravenir la orden imperial. Según el relato de los “Milagros de Juan”, los hechos ocurrían durante el reinado del emperador Domiciano. Toda esa integridad que tuvo Juan a lo largo de su vida, parece que estaba relacionada con su virginidad, así como la incorrupción de su cuerpo y otros milagros. De hecho en aquel libro del supuesto Abdías se menciona que el mismo Juan, al orar ante su propia tumba, delante de la fosa dónde pretendía dormirse en ese mismo momento, agradeció al Señor que lo conservara limpio de todo contacto con mujer y le pusiera repetidas trabas para que no pudiera contraer matrimonio, pues tras un tercer intento por casarse, Jesús le había dicho: “Juan, si no fueras mío, te hubiera permitido casarte”.
Y de aquellos cristianos crucificados que Nerón encendió como antorchas para iluminar las vías de Roma por la noche, y no podía entender cómo es que se reían. Puedo decir que un día llegué a entender porqué se reían esos cristianos.
Y tantos y tantos martires.
Tengamos FÉ, porque a veces no nos va a librar de todo mal que queramos, ya que pasar por eso es precisamente nuestro cometido, y es para un bien mayor que quizá no logramos comprender, pero sabemos que el Espíritu da ese valor necesario, inmuniza ante el dolor y nos protege ante el mal.
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